Riad Ahmed Mohamed.Iberia360 01-10-2025
Generación Z en Marruecos: una protesta justa, un orden indispensable
En los últimos días Marruecos ha sido escenario de una movilización juvenil masiva bajo el nombre de GenZ 212, una expresión de descontento que tiene raíces profundas en la realidad social del país. Estos jóvenes, nacidos aproximadamente entre 1997 y 2010, han salido a la calle exigiendo más que promesas: demandan salud, educación, justicia económica y el fin de la corrupción. 
¿Qué reclaman?
Algunas de sus principales reivindicaciones son:
•Mejora de la calidad de la atención sanitaria, hospitales bien equipados, disponibilidad de medicamentos, personal suficiente. Uno de los detonantes ha sido la muerte de ocho mujeres en un hospital público en Agadir, en circunstancias que han sido denunciadas como síntomas del deterioro del sistema hospitalario. 
•Educación digna, formación adecuada, mejores condiciones laborales para los docentes. 
•Empleo juvenil: el desempleo entre los jóvenes de 15 a 24 años ronda el 35-36 %, incluso más alto en zonas urbanas. Muchos de los jóvenes trabajan en la economía informal, sin protección social o estabilidad. 
•Justicia social, lucha contra la corrupción, igualdad de oportunidades entre regiones, atención a las promesas hechas de modernización e inversión que parecen beneficiar más a ciertos proyectos visibles (estadios, infraestructuras deportivas) que a servicios básicos. 
Lo que está pasando en las calles
Las protestas empezaron alrededor del 27–28 de septiembre de 2025, convocadas por medios digitales (Discord, TikTok, Instagram, otras redes). 
Se han manifestado en múltiples ciudades: Casablanca, Rabat, Agadir, Oujda, Inzegan, Ait Amira, Marrakech, entre otras. 
Algunas manifestaciones han sido pacíficas, otras han derivado en enfrentamientos con la policía. Hay denuncias de uso excesivo de la fuerza, arrestos masivos, incluso intervenciones con vehículos policiales. Un caso reciente: en Oujda, un joven resultó herido al ser atropellado por un furgón policial. 
El bloqueo de vías, protestas en hospitales, gritos como “¡Más hospitales, menos estadios!”, han sido comunes. También se han reportado quema de contenedores, barricadas, daños a vehículos policiales, lanzamiento de objetos contra agentes. 
En cuanto al número de detenidos, ya se habla de decenas, superando el centenar cuando se suman todas las ciudades. En Rabat solo, más de 60 según algunas fuentes. 
Reconociendo la acción real del Estado y del Rey
A pesar del desencanto general, no todo ha sido silencio. Las autoridades han respondido con algunas medidas: visitas del ministro de Sanidad a los hospitales afectados, promesas de inversión, discusiones políticas que se abren. 
Su Majestad el Rey Mohammed VI ha manifestado en varias ocasiones —a través de sus discursos y de sus políticas de reforma— su preocupación por la juventud y la necesidad de mejora de los servicios públicos. Las jutbas (o sermones religiosos de los viernes) y otros pronunciamientos oficiales han resaltado la dignidad de los jóvenes como pieza central del futuro de Marruecos, y la necesidad de justicia social y concordia. Si bien los cambios a veces son lentos, son visibles en algunos programas de desarrollo regional, modernización de infraestructura y cooperación internacional. (Cabe señalar que estos últimos puntos son parte de análisis más amplios, y no siempre se han traducido en respuestas inmediatas a todas las demandas).
Críticas a lo que sí debe rechazarse
Aunque las exigencias de la juventud son justas, es imposible ignorar que algunas manifestaciones están siendo aprovechadas para actos que dañan a toda la sociedad:
•Se ha reportado vandalismo: quema de contenedores, barricadas en calles, incendios de vehículos o alteraciones del mobiliario urbano. 
•En algunos casos, bloqueos de vías de tráfico que perjudican la vida diaria de otros ciudadanos. 
•Protestas no autorizadas según lo que dicen autoridades; ciertos manifestantes con encapuchados. 
Estos comportamientos no sólo reducen la legitimidad del reclamo ante quienes no están involucrados, sino que pueden alimentar una respuesta desproporcionada, y provocar divisiones internas que impidan soluciones reales.
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Un papel relevante del orden y del ejemplo
En momentos como este, el liderazgo de Su Majestad el Rey tiene especial importancia. Su capacidad para canalizar el diálogo, para dar ejemplo de gobierno responsable, para exhortar al respeto mutuo y para impulsar acciones reales de reforma pueden marcar la diferencia.
A los jóvenes manifestantes les corresponde también:
•No perder de vista que la fuerza de su mensaje reside en su coherencia y su capacidad de inspirar, no en el conflicto físico o el daño.
•Respetar al prójimo, al espacio público, las leyes de convivencia, incluso cuando se protesta.
•Defender sus demandas de manera firme, pero sin caer en la violencia o en el vandalismo, que al final le hacen daño al conjunto y a la causa.
La Generación Z en Marruecos merece ser escuchada. Sus exigencias de salud, educación, empleo y dignidad son legítimas y urgentes. Las autoridades, incluyendo Su Majestad el Rey, tienen la responsabilidad histórica de responder con medidas reales, rápidas y justas, respetando los derechos humanos y fomentando el diálogo.
Pero también es vital que la protesta se mantenga en el marco del respeto y el orden —no como un freno al cambio, sino como su palanca. Cuando los discursos se traducen en hechos, y cuando los manifestantes actúan con madurez, todo el país avanza. Y eso es lo que Marruecos, y su juventud, se merecen.
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