Un Desastre Institucional
Desde la dimisión de Juan Gutiérrez, el anterior Secretario General de los socialistas ceutíes, la desidia en la gestión de los asuntos más importantes de Ceuta ha culminado en la forma más grave inacción política, aumentando la brecha existente en cuanto al disfrute efectivo de un nivel de bienestar equiparable al de la península de ciertos sectores de la ciudad, principalmente aquellos de mayoría musulmana. Cristina Pérez ha venido a tomar el testigo del anterior delegado, Rafael García, adoptando en la práctica la política de ni representar ni a los ciudadanos de Ceuta ante el Gobierno ni ser la representante del Gobierno ante los ceutíes, y únicamente, valga la redundancia, representar los intereses de unos pocos en un uso despótico del poder. Por sus acciones los conoceremos, y el mandato de Pérez comenzaba con proteger a García, el anterior Delegado, bajo su ala como Jefe de Gabinete, en un extrañísimo movimiento de degradación que en pro, suponemos, de su beneficio personal, aceptaba.
La OPE y el abandono de los derechos humanos
El último agravio en la ciudad viene de la mano del desastre de la Operación Paso del Estrecho (OPE). La comparación con la gestión pre-pandemia es reveladora: mientras que antes se aseguraban condiciones mínimas de dignidad, como agua accesible y sombra para las miles de personas que transitan del Puerto a la Frontera, ahora se han abandonado completamente estas medidas básicas de bienestar.
Mientras que en el Reino de Marruecos se han establecido puestos para dotar de estos recursos, evidenciando aún más la negligencia del lado español de la frontera, los ceutíes y marroquíes que quieren cruzar continúan sufriendo condiciones inhumanas durante las largas esperas bajo las inclemencias del clima africano. (Ceuta Actualidad) (Ceuta TV).
Esta dejadez no parece accidental, y de la misma se derivan consecuencias como el bajo número de policías voluntarios para la campaña de este año de la OPE, que siempre afecta al mismo cupo social, mientras los representantes de la Plaza de los Reyes bien prestan atención y prometen iniciativas a otros colectivos sociales.
Racismo sistémico disfrazado de política
En el interior del PSOE de Ceuta, vuelven a manifestarse actitudes discriminatorias desde la presidencia de la gestora que se creían superada, siempre golpeando al mismo grupo social. Valga como ejemplo que de las cuatro personas despedidas y expulsadas del partido, todas son de origen árabe. Esto no es una coincidencia, sino una manifestación del racismo estructural que permea las decisiones políticas. Melchor León, el presidente de la gestora, ha sido un agente activo en estas decisiones, demostrando que, en un partido que se dice de izquierdas y humanista, los prejuicios y la exclusión están lamentablemente vivos y bien vivos. (Ceuta Actualidad) (Forbes España).
El PSOE, que es el partido que tiene la tarea de Gobierno de España y por tanto directamente el mayor inversor y empleador de la ciudad, dado el especial marco competencial de Ceuta y Melilla, se ha convertido en un nido de avispas donde todos se miran con desconfianza, con Ferraz ignorando la voluntariamente la situación y delegando el Poder para la transición en personas que han mostrado una actitud contraria al interés colectivo y que ni siquiera han presentado un ápice de imparcialidad para el próximo Congreso.
El diálogo con los detalles: la exclusión por omisión y acción
Dicen que el diablo está en los detalles, y esto se constata en la imagen del núcleo de poder del PSOE en Ceuta. Tanto por omisión como por acción, los perjudicados son siempre los mismos. La expulsión de Fidda Mustafa y Navil Rahal por supuesto transfuguismo y los despidos recientes de trabajadores municipales, también de origen musulmán, ilustran claramente una tendencia preocupante: una gestión que ignora sistemáticamente las necesidades y derechos de una parte significativa de la población de Ceuta (Ceuta Actualidad) (Forbes España).
El asunto toma mayor gravedad con las denuncias de las trabajadoras por uso de datos personales de forma indebida y, lo que es más grave, acoso laboral, que con todo el respeto a la presunción de inocencia, debería ser suficiente para que desde la dirección Federal tomasen cartas en el asunto y buscasen conciliar las diferentes almas del partido para un proyecto de futuro atractivo y que no siempre dejase atrás a los mismos, volviendo a actitudes que parecían olvidadas más de dos décadas atrás.
Desempleo y desigualdad persistentes
A pesar de los esfuerzos declarados de Cristina Pérez para « mejorar » el empleo en Ceuta, la realidad es que las tasas de desempleo en la ciudad siguen siendo de las más altas de España. La ineficacia en la gestión se refleja en la falta de políticas efectivas que aborden las necesidades de las comunidades más vulnerables, principalmente aquellas con menor formación. Mientras el resto del país celebra récords de empleo, Ceuta permanece estancada, víctima de una administración que parece desentendida de sus responsabilidades más básicas. Cabe también señalar que Juan Vivas, presidente de la Ciudad Autónoma, comparte esta responsabilidad por la falta de iniciativas conjuntas que promuevan la creación de empleo y mejoren las condiciones laborales en la región (Ceuta TV) (Ceuta al Día) (Ceuta Actualidad).
Es evidente que el Gobierno de la Ciudad Autónoma tiene una responsabilidad directa sobre el uso de los fondos estatales y europeos, pero no por ello deja de ser una realidad el enorme peso de la Administración Central del Estado y el impacto que las decisiones tienen sobre la realidad del día a día de las personas que intentan salir adelante, mientras ven como la economía local se hunde y el dinero de todos se derrama en las manos de actores políticos agotados.
Racismo encubierto en las instituciones
El concepto de « racismo institucional » o « racismo estructural », que se refiere a cómo las instituciones pueden mantener prácticas discriminatorias a través de políticas y acciones que, en la superficie, no parecen racistas, pero que perpetúan la desigualdad, podría bien ser aplicado a muchas de las decisiones que hemos visto y relatado a lo largo de este artículo. Esta forma de racismo se manifiesta a través de la omisión de políticas inclusivas y la implementación de medidas que afectan desproporcionadamente a grupos minoritarios. Un ejemplo claro es la falta de respuesta adecuada a las necesidades de la comunidad musulmana en Ceuta. Las decisiones políticas de Cristina Pérez y Melchor León no solo reflejan una inacción general, sino que también revelan un patrón de exclusión sistemática que perjudica siempre a los mismos sectores.
El término « microagresiones institucionales » describe actos aparentemente pequeños y aislados que, en conjunto, crean un entorno hostil y excluyente para las minorías. Las expulsiones y despidos de miembros del PSOE de origen musulmán son un claro ejemplo de cómo las microagresiones pueden sumarse a una experiencia de discriminación más amplia. Este tipo de racismo es insidioso porque es fácil de negar o justificar bajo pretextos administrativos o políticos, pero sus efectos son profundamente dañinos y perpetúan la marginalización (Forbes España),
Falta de vigilancia y responsabilidad de Ferraz y el Gobierno de España
La responsabilidad in vigilando recae también sobre Ferraz y el Gobierno de España. La aparente indiferencia de estos órganos ante la situación en Ceuta es alarmante. No solo se trata de una falta de intervención directa, sino de una negligencia continua que permite que las injusticias se perpetúen sin supervisión ni corrección. Ferraz y el Gobierno deben ser responsables por la inacción y la falta de medidas para rectificar los problemas graves que afectan a una parte considerable de la población ceutí.
Además, ni siquiera desde la perspectiva partidista tiene sentido alguno, salvo la repuesta a algún interés personal, dado que el escaño de Ceuta era una posibilidad cierta y de la cual esta legislatura ha dado cuenta de la especial relevancia de un voto para una investidura. Sin embargo, parece que mientras el PSOE concentra esfuerzos en Cataluña y otras Comunidades, el desastre de la gestión territorial que está dejando como legado Sánchez tiene su máxima expresión en la Ciudad, con consecuencias de alcance aún por conocer y de las que tardará décadas en recuperarse.
Conclusión: una necesidad urgente de cambio
La gestión de Cristina Pérez y Melchor León ha fallado rotundamente en representar y servir a todos los ciudadanos de Ceuta. La comunidad musulmana, en particular, ha sufrido las consecuencias de una administración que, consciente o inconscientemente, perpetúa el racismo estructural y la desigualdad. Es imperativo que se tomen medidas inmediatas para corregir estas injusticias y garantizar que todos los ciudadanos de Ceuta puedan disfrutar de los mismos derechos y oportunidades, sin importar su origen étnico o religioso. La falta de acción solo perpetúa la discriminación y el descontento, erosionando la confianza en las instituciones y en los líderes políticos de la ciudad.