La cuestión africana
Pedro Ignacio Altamirano. 16 agosto 2024. La cuestión africana. Somos Atlantes. La actual España y Marruecos han estado siempre unidas por un invisible cordón umbilical invisible, pero imposible de obviar.
Fuimos unos durante el tiempo atlante, tartésico, fenicio, romano, andalusí, sólo separados, no en nuestra forma de ser o cultura, sino la división religiosa a partir de Islam que aumentó a partir de la expulsión de andalusíes de la península ordenada por el Cardenal Cisneros en contra de los dictámenes claros de la Reina Isabel.
Desde aquella época oscura continúan bajo soberanía española, por distintos condicionantes geopolíticos, los territorios africanos de las Islas Canarias, Ceuta, Melilla y un rosario de islotes.
Ya en el siglo XIX, la Europa más nacionalista y colonialista, falta de riquezas y materias primas, pone sus ojos en África y comienza una cruel e injusta colonización del continente. España, una nación venida a menos desde el absolutismo de Fernando VII y la abolición de la Constitución de Cádiz de 1812 más conocida como “la Pepa”, pierde territorios de ultramar uno tras otro hasta la más que dolorosa pérdida de Cuba y Filipinas durante el desastre de 1898.
No obstante al declive imperial y colonial de España, le tocan “las migajas” del reparto colonial europeo. A España, más por higiene e interés anti alemanes, que por interés propio, se quedó con el Rif y lo que conocemos como “Sáhara español”, algunas provincias marroquíes y Guinea Ecuatorial. Territorios fáciles de conservar sin mucho gasto militar y con buenos beneficios económicos excepto el Rif. Un reparto del gran sultanato de Marruecos por parte de Francia que partió y repartió pensando sólo en su beneficio.
Muchos quebraderos de cabeza dieron los rifeños desde el principio a España. Como ejemplo las continuas llamadas “guerras africanas” en la que morían ingentes cantidades de jóvenes pobres,jóvenes españoles, porque los jóvenes ricos se libraban de la guerra mediante el pago de dinero para librarse de ir. Esa injusticia social terminó con los graves sucesos en la conocida “semana trágica de Barcelona”.
Un poco más tarde el conocido como ”desastre de Annual” España perdió en una sola batalla a miles de soldados en un desastre militar frente al líder rifeño Abd el-Krim que terminó causando la marcha de España del Rey Alfonso XIII a partir del poco conocido “informe Picasso”. África condicionaba de forma importante la política española.
Llegaban tiempos de cambio y comenzaban tiempos de descolonización. Francia, como siempre pensaba en sus intereses en vez de en el bien de los territorios ocupados que nunca le importó. De tal modo que nunca le interesó ni quiso devolver a Marruecos todos los territorios colonizados con la ayuda subsidiaria de una España sumisa.
España descolonizaba y devolvía a Marruecos el Rif. Dice la leyenda que vieron al General Franco llorando y le preguntaron el porqué de su llanto, a lo que contestó que por la pérdida de su hijo. ¿Qué hijo general? Usted no tiene hijos varones. He perdido el Rif, mi hijo más querido. Esta anécdota o leyenda deja a las claras el sentimiento africano en España, que, continuó negociando con SM Mohammed V la devolución de los territorios del Sáhara.
Francia que vio en la devolución del Sáhara un peligro para sus intereses ya que si España devolvía sus territorios a Marruecos, se viera obligada a restaurar por completo el sultanato de Marruecos, envió a Las Palmas a oficiales del ejército francés para “convencer” a los españoles de no devolver el Sáhara. En 1958 en vez de devolver el Sáhara, comenzó la operación Ecouvillón que expulsó del territorio al Frente de Liberación Marroquí, y “obligando” a España a permanecer en el Sáhara hasta 1975. África seguía condicionando la política española.
Francia en su empeño por no restaurar la integridad territorial de Marruecos, crea de la nada en 1960 lo que hoy conocemos como Mauritania y en 1962 Argelia, con lo que impedía e imposibilitaba la reunificación del Reino Alauí.
Avanzaban los años a partir de 1958 y el régimen franquista comenzaba a llegar a su final. Franco nombraba a Juan Carlos de Borbón como su sucesor a nombre de Príncipe de Asturias para restaurar la Monarquía. Al mismo tiempo nombraba al Almirante Luis Carrero Blanco como presidente del Gobierno de España. Una cabeza bicéfala y enfrentada. Juan Carlos quería restaurar la democracia y el Almirante conservar la dictadura.
Estados Unidos quería una España democrática, integrada en la Unión Europea y en la OTAN, al mismo tiempo “exigía” la devolución del Sáhara a Marruecos. Luis Carrero, ni quería la democracia, se negaba a la OTAN, y bajo ningún motivo devolver el Sáhara. Poco después, la banda terrorista ETA con la ayuda de la CIA, atentaba contra el Almirante Luis Carrero causando su muerte “muerto el perro, se acabó con la rabia”. España devolvía el Sáhara en 1975, Juan Carlos reinó y llevó la democracia a España, la integró en la Unión Europea y la OTAN. África condicionaba de forma definitiva la política española.
España a través del tratado de Madrid cede la soberanía del Sáhara a Marruecos, pero el panarabismo lidero por Gadafi bajo la influencia de la extinta Unión Soviética, que crean un conflicto artificial con las provincias del sur de Marruecos en base a la ilegítima petición de la banda armada del Polisario y la improvisada República Árabe Saharaui Democrática. Conflicto que se lleva a las Naciones Unidas que pide un referendo.
La España democrática se acoge a las Naciones Unidas, que continúa reconociendo la administración española del territorio, para intentar permanecer al margen de conflicto e intentar mantener una imposible neutralidad. Neutralidad antinatural ya que el Polisario atenta y asesina a españoles y se entrena en Argelia junto a la banda terrorista ETA, lo que supone un nuevo y grave problema para España que, de nuevo desde África ve alterada su vida política a través del terrorismo.
No es hasta la llegada del desastre que supuso la llegada del genocida, un tal Brahim Ghali, líder de la banda armada Polisaria y el gravísimo problema creado con Marruecos, que termina con el cambio de Ministros en el Gobierno de España y poco después con el reconocimiento oficial por parte española de la solución autonómica para las provincias del sur como la única vía posible a la resolución definitiva del conflicto artificial del Sáhara.
Es a partir de este momento cuando se intensifican las relaciones hispano-marroquíes hasta llegar a este momento de esplendor que vivimos y que terminará concretándose en el seguro éxito, que lo será, del Campeonato Mundial de Futbol en 2030.
La historia nos ha enseñado que España y África, a través de Marruecos, son eternas, inevitables y necesarias. A veces han influido de forma negativa y otras positivas. Historia que continuará mientras existamos y que nos influirá a todos. Por ello que, de forma definitiva debemos aprovechar estas relaciones hermanas siamesas para el provecho y no para lo contrario. Sigamos influyendo y escribiendo una historia en común, pero que sea para el bien de nuestras naciones y nuestros pueblos. Hagamos de la cuestión africana una cuestión de prosperidad.