Tánger y su magnetismo inspirador están en constante palpitación
Entrevistado por: Najmi Abdelkhalak
Entrevista a José Vargas, autor de Sihri
1- ¿Cuándo y cómo fue su primer contacto con Tánger, en particular, y Marruecos, en general?
Septiembre de 1998, acababa de obtener las titulaciones para poder navegar como tripulante en los barcos que cruzan el Estrecho y me propusieron una travesía a Tánger para familiarizarme con las dinámicas de a bordo y, de paso, ver la ciudad.
Eran los tiempos del Ibn Battouta, del Boughaz , el Bismillah, El Punta Europa y el Bahía de Ceuta. Recuerdo que cuando atracamos en Tánger cayó una imponente tormenta de finales de verano, me pasé una hora en la espartana vieja cafetería del control de autos porque aquello era un diluvio y no conocía nada, no sabía dónde ir. Cuando escuché las pitadas del Punta Europa volviendo a Algeciras, escampó y me di cuenta que tocaba echarse a conocer aquello.
Mis amigos cercanos dicen que volví radiante a la vuelta y escribí un pequeño cuento que guardo por ahí en algún lado.
-¿Cómo surgió la idea de publicar su primer libro de relatos Sihri?
Iba a ser un minicuento ilustrado, pero mis hermanos me convencieron de que apostara por la prosa, por las dificultades para una edición con dibujos o fotos. Y eso que uno de mis hermanos, David, es un gran ilustrador y el otro, Daniel, ha escrito dos novelas juveniles de aventuras.
Así que, escribí los relatos que envuelven Sihri, que era el relato primigenio, pero quise que todas las partes tuvieran puntos de conexión y que a la vez los textos tuvieran ese punto visual de aquel cuento ilustrado inicial. En parte, no es un libro de relatos al uso, todos los fragmentos están un poco relacionados con pequeños detalles. Como sí estuviera escrito de dentro hacia afuera, lo que facilitó esa cohesión entre las partes.
¿Por qué precisamente esta ciudad?
No es que haya elegido Tánger como escenario para una trama, es que fue mi lugar de trabajo durante catorce años. El Atlántica quedaba de noche amarrado en Tánger una semana de cada mes, cuando lo trajeron de Canadá y reconstruyeron en los astilleros de Cádiz. Fue el mejor barco del Estrecho durante casi una década, sólo nos imponía ver atracado al lado el Marrakech que venía de Francia.
Los tripulantes salíamos por la noche con el policía de los pasaportes como anfitrión y aquellos años conocía a todo el mundo en el puerto. Hasta jugábamos partidos de fútbol con los amarradores y consignatarios, era muy divertido. Manolo “el Futbolista” era un marinero que había jugado en el Rayo Vallecano, tenía en su camarote una foto saltando por un balón junto a Arconada y hacía de entrenador del equipo de tripulantes españoles. Del lado marroquí, Bakkali y su hijo Hicham, más los amarradores y consignatarios. Bakkali había sido un famoso karateka y tenían de portero a Andrés Vázquez, que creo que aun vive en Tánger y era un caballero muy elegante dentro y fuera del campo. En aquellos tiempos, cruzaba la frontera sin pasar ningún control, del portalón de popa a la Medina, simplemente saludando a todo el mundo por el muelle. Me emociona recordarlo.
¿Por qué ha optado por este título Sihri
Se lo debo a mi amigo el pintor tangerino Abdellatif Bouziane, él me sugirió que utilizara Sihri y cuando además me explicó que el término podía ser luminoso o turbio, dependiendo del contexto, me pareció un tremendo acierto. Siempre he tenido una gran conexión con Abdellatif, él apreció desde el principio mi cariño por la ciudad. Pienso que Abdellatif y su página Tangerexpress son otro ejemplo de literatura sobre Tánger y que algún editor debería publicar una guía con esos textos. En Sihri, renombro como Tangerexpress a uno de los barcos en honor a mi amigo.
En la dedicatoria se lee: ´Para mi hijo Nel, que hereda mi cariño por ´La Novia del Norte´. ¿Se refiere usted a una obra literaria, artística o una película legendaria?
Me refiero a Tánger que es ¨La Novia del Norte¨ o ¨3rusat del Shamal¨ , no puede haber apodo más bonito para una ciudad. Siempre quise compartir con mi hijo mi fascinación por Tánger y le repetía que algún día bajaría la Rue de la Kasbah cogido del brazo de su prometida. Misión cumplida, Youssef Chebaa se partía de risa y me decía: “No has parado hasta conseguir traer al chico”
Usted casi el único autor español que ha optado por un escritor marroquí en este caso Yassin Mech-hidan para que le escribiera prólogo ¿A qué debe esta elección?
Eso lo tuve claro desde el principio, necesitaba que un autor marroquí diera su bendición a los textos y que le gustara la obra, confieso que me ayudó mucho a superar las dudas o inseguridades.
La novela Lillith de Yassine Mech-hidan me había gustado mucho, vencí la timidez de sugerirle la idea del prólogo para Sihri y a Yassine le encantó la idea.
Me siento muy afortunado por ello y estoy muy agradecido.
La mayoría de los personajes, tanto protagonistas como secundarios, son de nacionalidad marroquí ¿Lo ha hecho usted adrede?
No adrede exactamente, son las historias que quería contar y los personajes son tangerinos la mayoría. Es cierto que hay mucha, y magnifica, literatura ambientada en Tánger con protagonistas occidentales envueltos en glamour. En este caso son pequeñas historias cotidianas, salpimentadas con ese toque mágico de ficción.
Pero en las primeras páginas de la obra se nota que los personajes femeninos son marroquíes y los masculinos son extranjeros. ¿Qué quiere usted con esto, dar más visibilidad a la mujer marroquí?
Está más o menos equilibrado, lo de los sexos, pero la mujer marroquí no necesita que yo le de visibilidad. A mi entender es una sociedad muy matriarcal, donde la mujer en las familias tiene un papel de liderazgo muy importante. Eso, sin contar a las grandes escritoras y cineastas marroquíes que destacan en los últimos años. Karima Ziali, por ejemplo, me parece una mujer muy talentosa. No sólo por su obra, trasciende una personalidad arrebatadora. ¿Y qué sería de los fans de Choukri sin el trabajo de Malika Embarek?
Usted es de los pocos autores españoles que recurren al dialecto tangerino, se nota en su libro el uso de muchos vocablos locales tales como: waja, safi, machi musckil, hawma, mahal, hanuts, 3la lisar, bslama, sukran, Inschaallah, alhamdulillah, fikra momtaza, harira…¿Qué quería expresar con ello?
Una de las cosas increíbles de Tánger es que puedes entenderte en casi cualquier idioma, sin polemizar ni politizar lo que es el uso de las lenguas y entenderse, que debería ser siempre la manera sana de usar los idiomas.
Yo empecé a estudiar Darija de manera muy tardía, en 2020 durante la plaga. Echaba tanto de menos poder viajar a Tánger que me sirvió para afianzar esa conexión, aun en la distancia. Fueron dos años muy tristes sin barcos cruzando a Tánger. A la vuelta, ya en 2022, habían talado la palmera de Villa Muniria y tirado la tapia del mural de la Kandisha.
La primera vez que sentado en un café entendía palabras en Darija, se me saltaron las lágrimas.
La presencia de términos en Darija en Sihri es por cariño sobretodo.
En “El Mirador de los Perezosos” de Sergio Barce, también hay un glosario de palabras en Darija magnífico. Ese libro es una preciosidad.
¿Ha basado usted para escribir Sihri en hechos reales o ficticios o es una mezcla?
Es una mezcla, con un porcentaje elevado de hechos reales y personajes reales y pinceladas de ficción. De hecho, muchos personajes aparecen con su nombre real. Como Said Khamlichi que cuida el Cementerio Anglicano de San Andrés, o el propio Abdellatif Bouziane. También hay personajes cuyo nombre real he cambiado, aunque he intentado contar las historias sin juicios ni ajustes de cuentas o al menos esa ha sido mi intención.
También hay un poco de leyendas populares sobre magia y superstición, exóticas pero emparentadas en lo esencial con, por ejemplo, las fábulas de la picaresca española literaria.
Se lee en la página 110: ´El hotel estaba lleno de franceses, alemanes, ingleses y americanos. Eso hacía funcionar el bar del hotel por las noches y se facturaba más por las copas del bar que por el propio alojamiento´.
¿Cree usted que las huellas y el ambiente del Tánger Internacional persiste hasta hoy en día?
Yo no he vivido esa época del Tánger Internacional, salvo imaginándola en toda esa literatura cinematográfica y fascinante, también emocionándome junto a muchos nostálgicos de aquella época irrepetible. Yo creo que aquello formó parte de los ciclos vitales de la propia ciudad, a la que mi percepción trata como un ente vivo.
Tánger y su magnetismo inspirador están en constante palpitación.
Me quedo con la generosa visión de Wenceslao Carlos Lozano, tanjawi de pura cepa, quién dijo que el amor verdadero por Tánger debe trascender de nostalgia por época ninguna. Y lo dijo con los codos apoyados en la mesa y con una sonrisa sincera.
En la página 113 leemos: ´Tánger era la ciudad más libre del mundo, aunque todo el mundo sabía que en sus primeros meses en Tánger, Lee apenas salía del hotel porque pensaba que alguien iba a apuñalarle en un callejón´.
¿Cree que todos los occidentales y en particular los españoles piensan lo mismo?
Es una gran pregunta. La primera vez que me perdí por la Medina de Tánger fui a parar a un callejón sin salida, ahí me topé con un tangerino que vestía una humilde djilaba, iba descalzo y portaba en sus manos uno de esos puñales curvos típicos. Me acerqué a él y hablamos, y luego me quiso vender el puñal. Nunca hay que fijarse sólo en las apariencias.
En Sihri, Lee es como ese William Burroughs al que le daban miedo los callejones de la Medina y luego exaltaba la permisividad imperante ante Gingsberg y Kerouac.
En cada intersección de los caminos o laberinto de la Medina, hay situaciones que ponen a prueba lo mejor y lo peor de nosotros, como en las viejas leyendas del Rif.
¿Qué autores o libros sobre Tánger te han marcado?
Generalmente disfruto toda la literatura tangerina o escenificada allí porque me proporciona ángulos diferentes de visión de un mismo lugar, pero me gusta mucho Mohammed Mrabet y lo que no está traducido a español lo he leído en inglés. Para mí Mrabet es el gran Halaiqui y sus historias tienen una fuerza atemporal.
De cosas más recientes me encanta « Los Perros de Tánger” de Isaak Begoña, es un prodigio de sensibilidad concentrada y que esté en tres lenguas a la vez no puede ser más tangerino.
¿Cómo han sido seleccionados los espacios tangerinos de su novela tanto públicos como privados? Café Chrifa, Cinematheque de Tánger, hotel Solazur…
Son espacios que caminé durante años, a veces simplemente en las horas en que el barco estaba atracado en Tánger. En la época en que navegué en los catamaranes como el Tarifa Jet o el ThunderKat, si hacíamos noche en Tánger, la compañía me alojaba en el Solazur. Ese hotel es inmenso. Por otro lado es verdad, que los relatos de Sihri proponen unos paseos muy reconocibles por Tánger, la mayoría de las veces asomados al mar y el puerto. Herencia quizá de esa idea inicial de cuento ilustrado,
Abou Tayssir «Hace quince años vine desde Damasco. Tenía la idea de cruzar a España, pero esta ciudad me ha atrapado. No puedo decir qué ha sido, hay demasiadas cosas para nombrarlas todas. Esas caras con las que me cruzo en la medina, las esquinas del zoco pequeño, esas luces de La Corniche que por la noche titilan a lo lejos, la emoción de ver cómo parten los barcos del puerto… Aquí, en Tánger, yo me quedo».
¿Qué tiene esta ciudad para atraer a tanta gente de diferentes nacionalidades y culturas?
Ese párrafo, que destaqué, tomado de “Los Perros de Tánger” de Isaak Begoña, es la mejor respuesta que se puede dar. No le encuentro explicación, porque esas mismas cosas me atraparon a mí y además desde el principio.
Creo que Tánger tiene algo mágico e inspirador, con esos vientos que lo sacuden durante días para luego regalarte esos días de calma y luz únicos.
Qué piensa usted de que algunos hablan de la colonización literaria de Tánger
Creo que la mayoría de tangerinos se enorgullecen de su ciudad de una manera muy especial, con una vena hospitalaria que va en el adn. Que se hable de su ciudad en libros, películas o documentales les entusiasma.
La palabra colonización hoy en día tiene connotaciones feas, pero creo que la pugna entre españoles y franceses, por ejemplo, por ver representados sus filmes u obras de teatro, dio lugar a una competencia, con tintes políticos casi siempre, de la que el espectador o lector salió muy beneficiado. También entiendo que esa invasión cultural e identitaria pueda generar resquemor, pero me quedo con la parte positiva de ello e intento no juzgar opiniones.
Hubiera sido mucho más difícil conocer a Choukri o Mrabet, si Paul Bowles no se hubiera quedado prendado del talento que atesoraban y también su vida no hubiera sido tan rica de no toparse con ellos.
¿Qué mensaje quiere transmitir a los lectores mediante la publicación de su obra?
Que vayan a Tánger y que se dejen seducir por el magnetismo de esa ciudad maravillosa, que invita a difuminarse y formar parte de esa explosión de vida. Que no hay diferencia en las motivaciones vitales de una orilla a la otra, el amor, la familia, la magia están representadas en Sihri como se manifiestan en casi todas las sociedades.
También, que las historias nunca tienen final y eso invita a seguir soñando despiertos.
Le cedo la última palabra
La aprovecho para dar las gracias, estoy abrumado por las muestras de cariño y apoyo que he recibido con este pequeño libro, Sihri también pertenece a todos quienes me han ayudado.